Siendo soltera, encontraba mucha gente disponible para salir, tomar una copa, viajar, …pero tenía pocos y buenos amigos y todos estaban casados o en pareja…yo me sentía fuera de lugar, echaba de menos tener un compañero con quien compartir el camino de la vida….¿Por qué yo no era capaz de mantener una pareja?, ¿por qué elegía a hombres que me sacaban 20 años?, ¿buscaba un padre?, ¿buscaba protección?, ¿buscaba reconocimiento?.
Recuerdo a todas mis parejas, muchas como excelentes amantes, pero también recuerdo la poca comunicación que había, yo no decía lo que quería, lo que deseaba, …Me recuerdo esperando, a que ellos estuviesen preparados, a que estuviesen listos, a que me viesen como su MUJER…ese momento no llegaba, y yo me frustraba y me cogía unos cabreos!!. No recuerdo haber sido especial, única para ninguna de mis parejas, me sentía con “peros”, esos “peros” que terminan minándote, porque nunca era los suficientemente inteligente, lo suficientemente interesante, lo suficientemente tranquila, lo suficientemente delgada…
Detectaba que la pareja no iba bien y no podía cortar y alargaba las parejas como se estira el chicle, que sabes que se va a terminar rompiendo por el sitio y en el momento más insospechado…¿por qué no podía poner límites?, ¿por qué no podía decir BASTA?, ¿por qué aguantaba desplantes?, ¿por qué me ponía como una niña pequeña demandando afecto y atención?.
Han tenido que pasar años, bastantes parejas frustradas y también unas cuantas sesiones de psicoterapia para darme cuenta de lo que yo quiero de una pareja, lo que yo quiero de un hombre, de porqué solo me fijaba en los “chicos malotes”, ¿por qué no me gustaban los dulces, y cariños?. Yo interpretaba lo dulce como débil y huía de los débiles, yo no quería ser vista como débil, ¿yo débil?, antes muerta. ¡Menudo auto-engaño!, todos somos débiles y fuertes. También tenía un problema con el COMPROMISO, yo no reconocía que el problema lo tenía yo, y responsabilizaba a mis parejas, “son ellos los que no quieren comprometerse”. Para mí comprometerme era perder mi libertad, tener que someterme, perder mi individualidad, tener que dejar las cosas que me gustan.
Tuve que aprender dos cosas para poder estar en pareja:
1- Aceptar al otro tal y como es, sin “peros”, sin intentar cambiarlo, transformalo, manipularlo….(yo también tenía mis “peros” hacia los hombres)
2- Que podía seguir haciendo lo que me gustaba (aficiones, trabajo, mantener amigos…),
entonces fui libre para COMPROMETERME. En la actualidad, llevo un año casada, con momentos muy buenos, algunos buenos y algunos malos, la vida es así. Mi vida me gusta más ahora que antes, me siento construyendo un proyecto común con alguien que me valora como soy y ante el que no me tengo que esconder. ¡Espero que mi testimonio os ayude!
2 comentarios:
Parece que has recorrido un largo camino. Es una maravilla ver cómo has encajado todas las piezas y las has integrado en tu nuevo proyecto vital.
Enhorabuena, Elena.
Lo fundamental es aceptar a cada uno como es y ser respetuosos. Muy buen blog. Pablo
Publicar un comentario